En Mallorca, la gastronomía es mucho más que un placer: es un viaje a través de la historia de la isla. Cada plato tradicional cuenta un capítulo de la vida rural, de la autosuficiencia de los payeses, de las fiestas en familia y de la riqueza de la tierra mediterránea. En S’Era de Pula, llevamos desde 1969 manteniendo vivo ese legado, ofreciendo comida natural, orgánica y de proximidad, elaborada con productos de nuestro huerto ecológico de 6.000 m² y con el mismo respeto que tenían las cocinas de antaño.
Hoy queremos invitarte a conocer algunos platos mallorquines con historia que siguen muy presentes en nuestra mesa y en nuestra forma de entender la gastronomía consciente.
5 platos mallorquines que saben a tradición
1. Tumbet: el color del verano mallorquín
El tumbet es la oda de la cocina mallorquina a la huerta. Sus capas de patata, berenjena, pimiento y tomate cocinado lentamente en aceite de oliva son la esencia del verano en la isla. Nació en tiempos donde la tierra marcaba el menú, y sigue siendo un ejemplo de cocina sencilla, saludable y deliciosa.
En S’Era de Pula lo preparamos con nuestras berenjenas y pimientos de temporada, demostrando que un plato humilde puede convertirse en un pequeño lujo cuando el producto es fresco y orgánico.
2. Pa amb oli: el bocado más auténtico
El pa amb oli es la merienda de toda la vida en Mallorca, el alimento de payeses y pescadores. Pan moreno, tomate de ramallet y aceite de oliva virgen extra bastan para crear un plato que resume el alma mediterránea.
En nuestra carta encontrarás pan hecho en casa y aceite local, acompañado de aceitunas mallorquinas y hierbas de la finca, para un momento tan sencillo como perfecto. Porque, a veces, volver al origen es el mayor lujo.
3. Frito mallorquín: tradición que se comparte
El frito mallorquín es uno de los grandes clásicos de la cocina de la isla. De origen antiguo y con influencias sefardíes y árabes, combina cordero, patatas, verduras de temporada y hierbas de hinojo en un salteado lleno de aroma y sabor.
Tradicionalmente, se preparaba en tandas, friendo cada ingrediente por separado para conservar su esencia, y se servía en celebraciones o días de matanzas. Es un plato que refleja a la perfección el espíritu de la gastronomía mallorquina: aprovechar lo que da la tierra, cocinar sin prisas y dejar que los sabores hablen por sí solos.
4. Cocas mallorquinas: creatividad en la masa
Las cocas saladas son otro tesoro gastronómico que ha pasado de generación en generación. Base de masa fina y crujiente, cubierta de productos de temporada: pimientos, tomates, cebolla, incluso sardinas o albaricoques en versiones más dulces.
Son un ejemplo perfecto de cocina de aprovechamiento y Km 0, donde lo que da la tierra se transforma en un plato que alegra cualquier mesa. En nuestra carta podrás encontrar cocas elaboradas con verduras recién recolectadas, celebrando la creatividad de la cocina isleña.
5. Sopas mallorquinas: la sencillez que reconforta
Las sopas mallorquinas sorprenden a quien las prueba por primera vez: se comen con tenedor y son un ejemplo de cocina humilde y consciente. Pan moreno en láminas finas, verduras de temporada y un sofrito aromático crean un plato nutritivo, ligero y lleno de sabor.
Servir sopas mallorquinas es como poner en la mesa la historia de los inviernos en la isla, donde todo se aprovechaba y la cocina conectaba con el ritmo de la naturaleza.
Mantener vivas las tradiciones, nuestro compromiso desde 1969
En S’Era de Pula creemos que comer bien empieza mucho antes de servir el plato. Por eso cultivamos nuestras propias verduras, criamos gallinas para obtener huevos frescos y trabajamos con productores locales que comparten nuestra filosofía.
Elegir platos mallorquines tradicionales no es solo disfrutar de su sabor: es apostar por una alimentación consciente, sostenible y conectada con la tierra. Es rendir homenaje a quienes cocinaron antes que nosotros y seguir transmitiendo la esencia de la isla.Si quieres saborear Mallorca con autenticidad, te esperamos en S’Era de Pula para disfrutar de estos platos que siguen contando historias, bocado a bocado.
